domingo, 24 de enero de 2016

50 y pico cosas que no me enfadan pero me dan coraje.

Hay algunos momentos en la vida en la que después de haber vivido 21 años de una puta mala vida sana llega el día en el que te apetece decir lo que odias de todo lo que te rodea, y que más de una y más de dos o más 45000 veces te encantaría gritarlo al aire y que las personas o cosas que te provocan esta sensación se dieran cuenta de la pena (o el asco) que en verdad te dan.

Como uno tiene una mínima pizca de educación, me conformaré con soltarlo aquí, en mi templo del pensamiento y el insomnio, donde posiblemente yo, y las personas a las que yo les importe aunque sea un mínimo leerán esto y sabrán que pienso esto con toda mi alma.

No me gusta la palabra "odiar", ya que la verdad que no considero que odie nada en la vida, así que en cada párrafo que use este verbo, digamos que significa "no me enfada, pero me da coraje". Sí, una de las frases más tópicas que tenemos todos los que tengamos genes andaluces en la sangre. Allá voy.

Odio el tomate, no aguanto su sabor, puede conmigo.
Odio las 12 uvas de Nochevieja, me dan fatiga, siempre me como 12 patatas fritas.
Odio que me hagan spoiler.
Odio el horóscopo, que es como si me hicieran spoiler de mi vida, no lo necesito.
Odio hacer deporte y no echar a sudar y no levantarme al día siguiente con agujetas.
Odio no hacer deporte.
Odio hablar con alguien y que mire el móvil... eso no me da coraje, eso lo odio de verdad.
Odio no salir en las fotos más míticas de una fiesta.
Odio que me recorten en las fotos.
Odio que me recorten en las fotos y encima se me vea la oreja, eso es de muy poca vergüenza.
Odio la gente que habla en los grupos de whatshapp y en persona están callados.
Odio a los Hipsters que se creen que lo saben todo y si le quitas las gafas-pasta son unos Muggles.
Odio a los Hipsters que son de postureo, que solo son hipsters por la moda de serlo, no porque le guste ese rollo.
Odio a los Hipsters que te hablan de un tema como si tuvieran alguna puta idea de verdad.
Odio a los Hipsters.
Odio la gente que se pone 893839385 filtros en las fotos para parecer que son medio decentes.
Odio la gente que se abrocha el botón de las camisas hasta el cuello.

Odio a la gente que no le gusten los Simpsons.

Odio a la gente que no veía la Banda en Canal Sur 2 Andalucía, no son de fiar.
Odio que Doraemon no tenga dedos ni orejas... Bueno, eso más bien me hace gracia.
Odio el Pro Evolution Soccer.
Odio a Joeffrey Lannister.
Odio a Kurohige y Akainu.
Odio que Krillin murirera tantas veces.
Odio a la gente que son conocidos y que saludas, te miran de arriba a abajo y luego no te saludan.
Odio a la gente que te sigue en Twitter, Facebook o Instagram y después no te saluda a la cara.
Odio a la gente que te da a "Me Gusta" y después no te saluda por la calle.

Odio a la gente que dice frases tipo "sabes mi nombre, no mi historia" o "sé que le caigo mal a la gente pero ellos no saben que me importa una mierda"... Vamos a ver, si te importara tan poco no te pararías ni un segundo para escribir esas MIERDAS DE FRASES, POR FAVOR, UN POCO DE COHERENCIA CRIATURAS.

Odio el reguetton y sus letras machistas y sin sentido.
Odio a las mujeres que bailan reguetton y sus letras machistas y sin sentido.
Odio el reguetton cuando alguien lo escucha en serio y no para reirse de él.
Odio el reguetton siempre (a no ser que me lo pongan a las 5 de la mañana to morao).
Odio cuando mi madre me dice "no te duches ahora que te va a dar un corte de digestión".
Odio a la gente que se hace la víctima o va dando pena por la vida como si supieran lo que es el dolor de verdad.
Odio a la gente que tiene que subir o decir al instante a Instagram o Facebook cada momento de su miserable vida. Me dan mucha pena.
Odio la gente que dice que el Anime o el Manga son "sólo dibujitos".
Odio la gente que no es cabezona en conseguir algo.
Odio mis cejas.
Odio mis pies.
Odio a los "aficionados de fútbol" que solo salen cuando hay una alegría.
Odio a la gente que dice: "el fútbol solo es un deporte donde corren detrás de una pelota".
Odio a la gente sin imaginación.

Odio la cerveza sin alcohol.

Odio los pelos del entrecejo.
Odio a Justin Bieber y toda esa generación Disney echada a perder.
Odio a la gente que estornuda o tose para ti o no se tapan la boca.
Odio el frío.
Odio las reuniones familiares por compromiso.
Odio todo lo que sea compromiso y no por pasión a lo que sea.
Odio intentar conocer a alguien de verdad y que se acabe riendo de mí. Más que odiar, cansa.
Odio pensar tanto en el amor.
Odio que me quieran cambiar.
Odio madurar a marchas forzadas.
Odio a la gente que no tienen capacidad de liderazgo.
Odio a la gente dependiente.
Odio a la gente débil que siempre intentan hacerte débil.
Odio a las personas que quieren imponer su control hacia los demás.
Odio a la gente que se dejan controlar por esta gente.
Odio estar en el mismo sitio más de 3 años seguidos.
Odio a la gente que no cree en el destino.
Odio a la gente que no es capaz de creer que han nacido para triunfar y conseguir su sueño.
Odio no poder ayudar a las personas que me importan en cada momento.
Odio que se me acaben los megas.
Odio la gente que te importa una mierda y te da conversación en los trenes.
Odio que las personas no me sorprendan, aunque sea un mínimo.
Odio las personas que no valoran la amistad.
Odio a las personas que se aprovechan de los sentimientos de los demás.
Odio a toda persona que intente hacerle algún tipo de daño a mis amigos.
Odio no poder estar omnipresente en cualquier situación que la gente a la que le importe me necesite para liarla en una fiesta, para darle un abrazo si lo necesita o para cualquier jodida cosa en la que yo pueda actuar.

Y sobre todo, lo que más odio en el mundo...

Odio haberme odiado y martirizado tantos años a mí mismo por no parar de mirar al pasado y no parar de luchar contra él cuando esa lucha ya la gané hace muuuuuuuucho tiempo... Tanto tiempo que ahora miro a mi al rededor y me doy cuenta de que ya por fin puedo descansar de esa dura lucha, eliminar esos límites de felicidad que creía que eran los mayores que podía alcanzar, y mirar al frente, con una sonrisa orgullosa, una mirada en alto al horizonte y decirme a mí mismo: Sigue caminando.

R.S.R.